martes, 26 de febrero de 2013

Frase de Antígona


“No hay ciudad que pertenezca a un solo hombre. […] Únicamente en un desierto tendrías derecho a gobernar solo.” Hemón a Creonte

Explicación

Cuando Hemón se enteró de que Antígona, su prometida, fue condenada so pena de muerte, éste se presenta ante su padre e intenta disuadirlo con el fin de cancelar la ejecución. El coro de ancianos y Corifeo se asombran por el sabio y certero argumento de Hemón: “[…] Todos los que creen que ellos solos poseen una inteligencia, una elocuencia o un genio superior a los de los demás, cuando se penetra dentro de ellos muestran sólo la desnudez de su alma. Porque al hombre, por sabio que sea, no debe causarle ninguna vergüenza el aprender de otros siempre más y no aferrarse demasiado a juicios[…]”.1 Sin embargo, Creonte, se obstinó en su terquedad y se justificó explicando que las decisiones de un gobernador no dependen del pueblo y que no tenía nada que aprender de alguien tan joven como su hijo, a lo que Creonte replicó con la cita mencionada arriba.
¿Qué quiere decir esto y cuál es el mensaje del autor? Considero que en muchas obras de la literatura griega se plantea en el  recóndito fondo un cuestionamiento y la búsqueda del sistema de gobierno perfecto. Según lo que veo, para los griegos el Estado o la política es algo  importante en la sociedad y está intrínsecamente ligado con la persona, es decir, que los griegos pensaban que al tener un Estado bien regido, estable y con leyes justas y universales, el ciudadano (como ente individual) experimenta en sí mismo una armonía en todos los aspectos y un mayor nivel de riqueza material y espiritual (un nivel de vida íntegro y digno) , y que ocurría todo lo contrario al tener un Estado corrupto y mal regido.
En Antígona, el gobernador es descrito como un dictador (casi tirano), déspota, y fundamentalista. A lo mejor en esos tiempos muchos pensaban que la tiranía era una buena forma de gobierno (de la misma manera como algunos piensan actualmente que el comunismo o capitalismo es aceptable), así que Sófocles expone su concepción del tirano a través de Creonte, y de la democracia mediante Hemón, con el fin de que la gente comprendiera, quizá,  cuál es la mejor forma de gobierno. Cuando leo, “No hay ciudad que pertenezca a un solo hombre” significa para mí un  “no eres únicamente tú quien manda al pueblo y la ciudad no es tuya” Más tarde agrega: “Únicamente en un desierto tendrías derecho a gobernar solo”. Analizaremos la frase a fondo ya que es un poco más compleja de entender que la primera pero veremos que el mensaje es el mismo. Cuando se piensa en un desierto, se imagina al tirano en un lugar desolado, remoto, fuera del alcance de cualquier tipo de desarrollo, comunicación, interacción con algún ser humano; ¡alto! interacción y comunicación con algún ser humano… es decir, el tirano está completamente solo. Literalmente.  Puesto que está solo en el desierto, no tiene a nadie más que a sí mismo para gobernar. Podemos apreciar también que la frase es condicional (acción-reacción, causa-efecto): “Únicamente en un desierto tendrías derecho a gobernar solo” o  parafraseando, sólo en un desierto gobiernas solo; debido a que el tirano está solo en el desierto, solo gobernará a los habitantes del área y como sólo está él, sólo él se gobernará a sí mismo. Ahora, acabamos de encontrar que la frase es un tanto redundante por no decir irónica. Irónica porque el autor asume que todos saben que el individuo tiene la libertad y es capaz de decidir por sí mismo y que puede influenciar a otra persona mas nunca controlarle enteramente. Entonces, podemos decir que no sólo en el desierto es válida esta afirmación, quizás también es en el bosque, en la guerra, en el valle, en la mismísima ciudad o es hasta en todas partes. La conclusión que expuse en la primera frase (no eres únicamente tú quien manda al pueblo y la ciudad no es tuya) complementa a la segunda, y ésta, “sólo tú puedes gobernarte a ti mismo” complementa a la primera; “No eres únicamente tú quien manda al pueblo porque sólo tú puedes gobernarte a ti mismo”. En conclusión, lo que nos quiere decir el autor es que al gobernador no le es conferido el deber de gobernar, (del latín gubernāre que significa mandar con autoridad) sino de escuchar y servir al pueblo -y no lo contrario- y que únicamente tiene la virtud de gobernar a su persona.

Contexto

Puesto que en estos días la tiranía y la monarquía se ven como sistemas de gobierno anticuados, primitivos y obsoletos, es difícil observar un país que se vanaglorie de usar cualesquiera de estos dos; no obstante, siempre está la excepción. Pondré a dos ejemplos que son muy controversiales en la sociedad. Se trata de dos gobernantes que están incapacitados en continuar con su puesto y su reacción ante tal inconveniente. No nos detendremos a explicar la conducta de estos individuos, simplemente nos atendremos a creer e interpretar brevemente lo que los medios nos han revelado.
El primero es Hugo Chávez, presidente de Venezuela. A Chávez se le califica en base a sus acciones y mandato, de dictador déspota, comunista, y corrupto pese a sus declaraciones que intentan cubrir sus actos. Chávez hace poco se enfermó gravemente y al parecer es una enfermedad terminal ya que han pasado meses y no se ha recuperado y los voceros del gobierno se han portado muy herméticos y discretos con respecto a la condición del presidente. Gracias a esta postura, diversas personas han asumido que el presidente está muy enfermo y por lo tanto, incapacitado para servir al pueblo venezolano y le han pedido que se haga una reelección o que se ponga a un jefe de Estado temporal pero el presidente no lo concede. ¿Qué nos dice esto? El presidente Chávez está consumido por la ambición, se considera imprescindible para la nación venezolana y a pesar de su crítica salud no cede el poder y, a mi parecer, no lo hará hasta que fallezca. Chávez es una persona fundamentalista, se asemeja mucho a Creonte.
Nuestro segundo ejemplo es nada menos y nada más que el papa Benedicto XVI, quien no es sólo cabeza de la Iglesia Católica sino también Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Al contrario de Hugo Chávez, Benedicto goza de una buena reputación debido a su innegable rectitud, veracidad y coherencia con sus actos y palabras. Hace dos semanas el mundo se paralizó al oír la renuncia del Santo Padre de sus cargos. ¿Por qué? ¿Se habrá enterado de algo que le asustó? ¿Lo amenazaron? ¿Dudó de la existencia de Dios? Nada de eso. Se creía incapacitado física y espiritualmente de seguir presidiendo a la Iglesia y al Vaticano y quien mejor para saberlo que él . ¿Qué nos dice esto? Benedicto XVI sabe muy bien que el gobernante no gobierna, sino que sirve, y puesto que se siente débil le entregará el poder a alguien con el vigor y las fuerzas necesarias que se requieren para cargar esa enorme responsabilidad. ¿Cuándo hemos visto que un presidente le otorgue el poder a otra persona porque considera que servirá mejor que él/ella como gobernante? Es cuestión de humildad y de sensatez.
 El gobernante no es superior al pueblo, no tiene sangre azul, no pertenece a alguna estirpe o linaje de gobernantes, sus decisiones no son siempre infalibles, justas y perfectas y tiende a equivocarse porque es una persona. El ser humano es un ser imperfecto por naturaleza, el gobernante no se queda atrás. La historia nos ha mostrado que el humano ambicioso y codicioso pierde sus principios, valores y abusa de la dignidad de otras personas con tal de alcanzar su meta. A lo que quiero llegar es que el gobernante es para el Estado elemental, pero la persona que lo ocupa es una persona imperfecta, reemplazable y persona y por ser precisamente persona es sumamente necesario que sea un grupo de personas que rijan el orden y manden sobre el Estado.

Comparación 

Quiero comparar esta cita con un fragmento del libro “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry. En su travesía hacia la Tierra, el Principito descubre un planeta abarcado casi en su totalidad por el manto de un rey, que al divisarle le llama súbdito, el Principito asombrado, le pregunta por qué le llama así si ni siquiera le conoce así que el rey le explica que para él todos son súbditos. Lo único que hacía el rey era ordenarle cosas absurdas al Principito. El rey “estaba orgulloso de ser por fin el rey de alguien”; pensaba que ejercía poder sobre a todo a pesar de que era el único habitante en el planeta. Al final, el Principito se aburre de ser mandado y se va del planeta. Como se habrán dado cuenta, la cita guarda una estrecha analogía con la historia del Principito y el rey. El rey en el Principito vive en un lugar desolado, como el desierto y no tenía a nadie a quien gobernar, sólo a sí mismo. Y por eso, precisamente, era el gobernante absoluto del planeta.

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