martes, 11 de febrero de 2014

Literatura precolombina

Literatura precolombina

Imagínese una ciudad flotando sobre el agua y cercada por florida vegetación, pirámides gigantescas donde la sangre de poblaciones enteras es derramada, bosques espesos que atrapan el aire y lo vuelven táctil a la piel, edificios colosales recubiertos de oro, y noches más blancas que negras. Las personas que vislumbraron estas fascinaciones no pudieron resistirse a quedarse en tan sólo un estado contemplativo, necesitaban expresar aquello que tanto les intrigaba. Progresivamente estas culturas elaboraron sus propios sistemas de lenguaje y de esta forma registraron las respuestas a cuestiones vitales o metafísicas con el fin de que la posteridad pudiera comprenderlas también. Este texto pretende describir a grandes rasgos, la literatura náhuatl, maya e inca.

La literatura precolombina es fecunda y extensa. Si bien existen diferencias notables entre las civilizaciones que la abarcan, presentan características bastante similares. Ejemplo de ello es que en cuanto al contenido, todas exponen una firme inclinación por la religiosidad espiritualidad, fantasía, superstición y el mito. Asimismo, en la forma se aprecia una tendencia a la repetición de palabras o ideas puesto que la mayoría de los textos ejercía una finalidad didáctica.  Aunque se sabe que dichas civilizaciones poseían una vasta producción de escritos , en la actualidad se encuentran sólo unos pocos ejemplares ya que algunos fueron quemados durante la Colonia, otros fueron deteriorándose y otros simplemente se perdieron.

La literatura náhuatl corresponde a los mexicas, una tribu que posteriormente se convirtió en un Imperio abarcando desde el río Pánuco hasta Guatemala. Su sistema de escritura consistía en pictogramas-símbolos que significaban exactamente lo que representaban- e ideogramas –símbolos que representaban ideas complejas y abstractas. La base de la poesía mexica se fundamenta en la frase “cantos y flores” pues para ellos estos símbolos representaban lo bello y lo verdadero1. El género épico relata la historia de “los héroes –hombres o dioses- [que] prueban su valor y fuerza en medio de aconteceres triunfales donde demuestran inteligencia y bondad sobrenaturales. Los mitos constituyen la primera manifestación de los nahuas”1. Dentro de esta rama  también están los cuícatl, que son textos sujetos a reglas de medida y acentuación. Los cuícatl se dividen en cuatro grupos: los teocuícatl –himnos dedicados a las deidades-, yaocuícatl –cantos de guerra-, xopancuícatl –apologías a la primavera- y los icnocuícatl- elegías.  El género dramático alcanzaba su máximo esplendor durante las celebraciones y festejos y funcionaba como una forma de alabar a los dioses. Se caracteriza por exponer diálogos líricos lleno de simbolismo y religiosidad, cantos corales y danzas grupales. Gracias a la existencia de Libros de Pinturas, un texto que narra la historia del rey Nezahualcóyotl, se sabe que los aztecas también manejaron la prosa aunque su producción fue menor a la épica. En el género lírico destaca el rey Nezahualcóyotl, cuya preocupación yace en el misterio de la vida, la muerte y el Ser Supremo.

Mientras los aztecas dominaron el campo de las artes y las ciencias, los mayas fueron matemáticos y astrónomos por excelencia. Aunque la civilización maya no fue un solo Imperio como el azteca sino varios estados autónomos, compartieron un idioma, religión, iconografía e instituciones comunes y por esta razón se les considera una sola cultura. “Los mayas registraban los conocimientos astronómicos, los temas de carácter religioso y los asuntos astrológicos en hojas de papel elaboradas con la corteza de árbol en disposición de biombos”1. Este tipo de textos son denominados códices. Lamentablemente, la literatura maya fue devastada por los españoles y tan sólo sobrevivieron tres ejemplares: el códice de Dresde –un tratado de astronomía-, el códice de Madrid –de índole astrológica- y el códice de París –reúne profecías relacionadas con ciertos períodos. Hasta ahora los filólogos han podido descifrar sólo los textos matemáticos; no obstante, algunas producciones literarias han sido traducidas por lo que es posible apreciar la literatura maya. En el campo épico está el Popol Vuh, escrito en quiché y traducido al castellano por Fray Francisco Ximénez. Este libro narra la formación del mundo, el origen del ser humano, las proezas y hazañas de Hunahpúh e Ixbalanqué, y finalmente la genealogía de los pueblos que vinieron a la zona. Por otro lado, dentro del ámbito ritual, los libros de Chilam Balam fueron escritos en maya yucateco y contienen textos históricos y proféticos.  Se especula que el teatro maya fue ritual y educativo1. La única pieza teatral maya hallada en su totalidad es el Rabinal Achí y trata sobre la victoria del Varón de Rabinal ante su contrincante, el Varón de los Quiché, quien es aprisionado y luego ejecutado.

Los incas fueron un pueblo formado por varias tribus pequeñas asentadas en las periferias del Cuzco. “La poesía y la música revelan el sentimiento produndo de la vida moral de este pueblo, y en los cantos y leyendas se evocan los hechos gloriosos mezclados con las creencias religiosas”1. Aunque se dice que la lírica inca era abundante, hoy en día se sabe poco de ella dado el hecho de que los textos se escribieron a partir de materiales altamente degradables y por consiguiente fueron destruyéndose gradualmente. Sin embargo, el género dramático prevaleció aun después de la llegada de los españoles. Ya que los españoles no despreciaron esta manifestación artística, los rasgos distintivos de estas culturas se combinaron y formaron un teatro mestizo, ejemplos de este caso son el Vska Pusakor y el Pobre más rico. Por otro lado, se encuentra el Ollantay, pieza escrita en quechua y cuyo argumento se basa en la personificación del alma indígena a través del protagonista, Ollanta.


Hemos visto que a pesar de que la literatura de los pueblos precolombinos estaba fuertemente arraigada con la religión, la espiritualidad y el mito y que además era expresada a través de figuras literarias repetitivas, las diferencias de los pueblos fueron reflejadas también en su literatura. Por ejemplo, la literatura azteca logró captar el carácter bélico y guerrero de este pueblo, así como su consciencia de grandeza; la maya transmitió acertadamente la fascinación que tenían estos pueblos con los números, los astros y las figuras geométricas; y la inca absorbió la esencia del pueblo al emplear como ingredientes principales el género dramático y la música.

Referencias bibliográficas

1.

jueves, 30 de enero de 2014

Análisis literario de Don Juan Tenorio

Análisis literario de Don Juan Tenorio

Biografía del autor

(tomado de: www.biografíayvidas.com 1


Valladolid, 1817 - Madrid, 1893) Escritor español. Es el principal representante del romanticismo medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Universidad de Valladolid. […]

Escribió numerosas leyendas (Cantos del trovador, 1840-1841; Vigilias del estío, 1842; Flores perdidas, 1843; Recuerdos y fantasías, 1844; Un testigo de bronce, 1845), en las que resucita a la España medieval y renacentista. Cabe destacar «A buen juez mejor testigo», «Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya».

En 1837 Zorrilla inició su producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su primer éxito con El zapatero y el rey (1840), a la que siguieron: El eco del torrente (1842), Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El puñal del godo (1843), Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mártir (1849). En estas obras trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. También escribió tragedias a la manera clásica, como Sofronia (1843).

En 1846 viajó a Burdeos y París, donde conoció a Dumas padre, George Sand, Théophile Gautier y Alfred de Musset, que dejarían en él una gran huella. En 1855 marchó a México, donde fue protegido por el emperador Maximiliano, que lo nombró director del Teatro Nacional.

De regreso a España (1866), José Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma (1871) e ingresó en la Real Academia (1882). De estos años son Recuerdos del tiempo viejo (1880-1883), La leyenda del Cid (1882), El cantar del romero (1883) y Mi última brega (1888). Fue coronado como poeta en el alcázar de Granada (1889) por el duque de Rivas, en representación de la reina regente.

Análisis de la obra teatral 

El tema de la obra es romance. Esto se debe a que Don Juan, siendo un bizarro casanova, se enamora profundamente de Doña Inés de Ulloa, quien a su vez le corresponde aún más ardientemente. Tanto se aman uno al otro que por un lado, Don Juan está dispuesto a resistirse a la vida errante y hedonista que había seguido toda su vida, y por el otro, Doña Ana le empeña su alma a Dios por la salvación del galán. “Yo a Dios mi alma ofrecí/ en precio de tu alma impura;/ y Dios, al ver la ternura/con que te amaba mi afán,/ me dijo: «Espera a don Juan/ en tu misma sepultura.”2  Este sacrificio es para un creyente o una persona espiritual, la manifestación más grandiosa de amor que puede hacerse por una persona.

El argumento de la obra teatral comienza con el planteamiento que abarca la mayor parte de la escena en la hostelería de Butarelli. La obra comienza con Don Juan, quien apresurado, le escribe una carta a Doña Ana. Esta carta, aunque parece insignificante al principio, es decisiva en el hilo de la historia ya que gracias a ella, Doña Ana se enamorará perdidamente de su autor. Posteriormente entran Don Diego Tenorio, Don Gustavo de Ulloa, el Capitán Centellas y Avellaneda, unos movidos por el temor de saber si los rumores de la fama de Don Juan son ciertos y los otros curiosos de presenciar la resolución de la apuesta del protagonista y su rival, Don Luis Mejía. El papel de estos  personajes en esta escena no es sólo es bosquejarle al público la figura de Don Juan con el fin de causarles deseo de saber más de él, sino que también presentarse pues precisamente ellos serán fundamentales en el desarrollo de la obra. El nudo comienza cuando se asoma a la hostelería una muchedumbre y entre ella entran también Don Juan y Don Luis Mejía. El autor logra transmitir emoción en el público gracias a las ansias que demuestran los personajes por que el momento acontezca ya,  a la gente que está usando antifaz debido al carnaval, y al tiempo de espera que se tensa y parece que se alarga. Al fin Don Juan y Don Luis muestran las ganancias de sus empresas y gana el primero. Sin embargo, esto no le basta y apuesta a que en seis días es capaz de meterse con una monja y enamorar a la prometida de Don Luis. El resto de la historia consiste en cómo Don Juan se las arregla para ganarle a Don Luis en menos de una noche. El nudo acaba cuando Don Juan secuestra a Doña Inés, se confiesan su amor, pero posteriormente asesina a Don Luis y Don Gonzalo, y huye por cinco años. El desenlace consiste en la redención de don Juan. Doña Inés muere de tristeza pero en el panteón donde está sepultada, se le aparece a Don Juan y le dice el sacrificio que ha hecho por su salvación, pero Don Juan piensa que es todo una ilusión así que se mofa del muerto Don Gustavo invitándolo a cenar a su casa. En efecto, mientras Avellaneda, el Capitán Centellas y Don Juan cenan, el espíritu del Comendador llega y le advierte a Don Juan que cambie su forma de vivir porque pronto morirá. El protagonista, creyendo que todo fue un artificio de sus amigos, pelea a duelo con ellos y muere a manos de Centellas. Don Juan de repente se encuentra en el panteón y no sabe que murió. Varios espíritus y demonios se lanzan hacia él para llevárselo al infierno pero Doña Inés lo impide porque en el último segundo Don Juan se arrepiente. La obra termina cuando Don Juan muere y junto a su amada vuelan hacia el cielo.

La acción decisiva de la obra es la apuesta que Don Juan le hace a Don Luis en la hostelería. Don Juan apuesta a que le puede quitar a su prometida y también meterse con una enclaustrada, es decir doña Inés (de ahí la razón de su secuestro), en menos de seis días. Esta osadía dispara los nervios de don Luis, Don Diego y Don Gonzalo, y  de ella surgen los demás enredos y conflictos de la obra.

El texto está dividido en dos partes. La primera transcurre tan sólo en una noche y se fragmenta en cuatro actos, siendo el primero en la hostelería del Laurel y los tres restantes en una calle residencial, el Convento de la Virgen y la Quinta de don Juan. La segunda parte es el desenlace de la obra y transcurre también en una sola noche, cinco años después de la primera parte. El Acto I consiste de seis escenas y se desarrolla en el panteón; el acto II posee cinco escenas y acontece en la casa de don Juan; finalmente, en el acto III ocurre la lucha del alma de don Juan en el panteón y culmina con la salvación divina. Este último consiste de 4 escenas.

Los personajes son varios y se podría decir que hasta los fugaces intervienen decisivamente en la obra pero aquí se limitará a mencionar los más importantes. El protagonista es Don Juan Tenorio, un hidalgo gallardo, galán, seductor, audaz y vicioso. Seguidamente, como personajes principales está la cándida y apasionada Doña Inés de Ulloa, su obstinado padre, Don Gonzalo de Ulloa y el piadoso Don Diego Tenorio, padre de Don Juan. El antagonista es en efecto, Don Luis Mejía. En el segundo plano se encuentran el pícaro vasallo de Don Juan, Ciutti, el Capitán Centellas, gran amigo de Don Juan pero que termina asesinándolo, Don Rafael de Avellaneda y la astuta Brígida.

El tiempo dramático se sitúa en la España de Oro, quizás en el apogeo del Renacimiento puesto que hay cierta inclinación por Italia. Esto es porque entre los personajes hay varios de procedencia italiana (Butarelli, Ciutti, etc.) y porque incluso el protagonista habla en italiano en una ocasión. Cabe destacar que Italia fue el corazón de esta época y que además España mantenía una directa comunicación con ellos ya que los reyes eran también monarcas de algunos reinos de aquellas tierras.

Este texto pertenece a la tragedia por varias razones. Primero, aun cuando hasta el final se da cuenta que no es así,  el protagonista piensa que su destino es irrevocable y fatal, que Dios lo ha rechazado y lo ha condenado a una vida miserable. Él cree que el cielo le cerró las puertas de su redención y contra toda esperanza, no tiene más remedio que continuar andando hacia su perdición. Como los héroes trágicos griegos, Don Juan enloquece cuando los espíritus del Comendador y de doña Ana le hablan y furioso, arremete contra sus amigos pero su demencia le hace creer que asesina a Centellas y Avellanada cuando en realidad fue Centellas quien le quita la vida a él. Don Juan sigue alucinando y se encuentra espiritualmente en el panteón de su padre. Aquí es donde se realiza la catarsis o purificación del protagonista: a través de su arrepentimiento, los demonios que lo asfixian cesan de atribularlo e interviene el poder divino y lo salva. Esta sensación de purificación también es experimentada por el público, quien se alegra de la buenaventura de Don Juan.

Referencias


2.     ZORRILLA, José.  Don Juan Tenorio.  Literanda,  2013. No ISBN.

El análisis literario

Análisis Literario

La crítica literaria es un análisis sutil y personal cuya finalidad es interpretar el mensaje del autor y hallar los recursos que utilizó para remarcarlo. La crítica literaria solidifica y enriquece el criterio de tanto aquellas personas que la elaboraron como aquellas que habrán de leerla. El tono empleado depende del género al que el texto pertenece puesto que cada uno de ellos contiene elementos singulares y distintivos. Para realizar el análisis literario no sólo se debe haber leído el texto sino que también debe haberse comprendido. Posteriormente la crítica debe redactarse a manera de ensayo, identificando los componentes del texto, explicando detalladamente el trama y también aportando una interpretación personal acerca del propósito del texto. Los analistas pueden enriquecer su punto de vista proveyendo citas de otras personas profesionales, comparando y contraargumentando ideas ajenas, etc. A pesar de que existen cuatro géneros literarios, este documento se enfocará específicamente en la consecución exitosa de un análisis de índole narrativa y dramática.

Análisis literario del género narrativo

El género narrativo nació de la exposición de acontecimientos legendarios en donde intervenían personajes heroicos y por eso se le llamaba antes género épico. Su forma habitual de expresión es mediante la narración en prosa o verso aunque en ciertos casos es admitida la descripción y el diálogo. En el género narrativo destacan los subgéneros: épico, epopeya, cuento, novela y fábula.

Para realizar un análisis narrativo satisfactorio se debe tomar en cuenta los siguientes aspectos:

·      El narrador: Es la voz de la narración y su desempeño será un factor decisivo en la calidad. El narrador comúnmente habla en primera o tercera persona. Además, el narrador se clasifica según la voz que asume. Es externo cuando da la sensación de que él no participa ni influye en la historia; el narrador omnisciente y observador son ejemplo de ello. Por otro lado, es interno cuando forma parte de la historia, como por ejemplo un narrador protagonista, secundario o testigo.
·      Personaje: Un personaje es un ser ficticio responsable de la ejecución del desarrollo en la narración. Los personajes se clasifican por su grado de importancia; está en primer plano el protagonista –el eje de la narración-, personajes secundarios –desempeñan un papel subordinado en la acción- y el antagonista –se enfrenta al protagonista.  Además pueden juzgarse según sus rasgos psicológicos: están los personajes con caracteres simples y estáticos, es decir planos, y personajes con muchos rasgos y matices psicológicos, o sea dinámicos.
·      Trama: Es la estrategia artística que utiliza el autor para entrelazar los conflictos y así darle acción a la narración.  
·      Acción: Constituye el punto de partida de la historia. Se podría decir que la acción es el motivo fundamental que provoca el desencadenamiento de los demás conflictos que irán desarrollándose en el texto. “La situación inicial, sea buena o mala para el protagonista, se caracteriza por su equilibrio, es decir, es una situación dada en la que aparentemente parece que nada va a cambiar […] [Para obtener una historia] debemos romper el equilibrio de la situación inicial”.1
·      Tiempo: La narración tiene una estructura temporal y puede ser de varias maneras. La forma más común es el desarrollo lineal en donde los acontecimientos se plantean cronológicamente. El modo circular es aquél que empieza y termina en el mismo punto. El modo pendular es un vaivén desordenado de acontecimientos presentes y pasados o futuros y presentes.
·      Ambiente: Es el espacio físico en donde se desarrollan las acciones. Generalmente es terrestre, marítimo, aéreo o espacial y también se califica como abierto o cerrado.
·      Título: es importante examinarlo con sutileza puesto que aquello que da a conocer y su grado de relación con el contenido refleja al menos uno de los mensajes primordiales que el autor desea transmitir.

Análisis literario del género dramático

La palabra drama significa acción. El teatro es una obra escrita cuya característica fundamental es que sólo se oye la voz de los personajes, sin la presencia de ningún narrador. Este género está conformado por todos los escritos representables. La forma predominante de expresión es el diálogo, lo cual favorece a que el público “perciba los sucesos que forman la acción dramática, vivan la acción dramática y comprendan cómo son los personajes”2.

Los elementos que los críticos analizan en el género dramático son:

·      Acción teatral: Parecido a la acción narrativa, este es el corazón del conflicto del que todos los demás derivan. La acción se manifiesta a través del carácter peculiar de los personajes, que puede chocar entre sí y así ocasionar conflictos y enredos.
·      Espacio: Este es el lugar donde se desenvuelve la trama. Se utiliza un escenario realista o simbólico que representa el sitio en donde los personajes se ubican. Sin embargo, puede que haya ausencia de escenario por lo que a estos casos se les denomina teatro desnudo.
·      Tiempo: Se divide en tiempo escénico y tiempo dramático. Mientras el primero alude la duración de la obra, el otro se refiere a aquél que transcurre dentro de la obra de teatro, por ejemplo, una época, una estación, una era, etc.
·      Estructura: La obra de teatro se divide en tres momentos: el planteamiento, el nudo y el desenlace. En el primero se plantea el conflicto y se presentan a los personajes; el nudo consiste en el entrelazamiento y desenvolvimiento del problema presentado; y el desenlace es la solución del conflicto, ya sea de forma trágica, fatal, feliz, cómica o incluso, incierta.
·      División del texto teatral: Parte con los actos, que a su vez corresponden con los distintos momentos de la acción dramática. Los actos se fragmentan internamente en escenas y éstos se dividen aún más  a través de cuadros, cuya transición yace en los cambio de escenografía.

Conclusión 

En conclusión, la crítica de un texto narrativo y dramático se asemejan en su interés por los personajes, el tiempo, la trama, el ambiente y la acción. Sin embargo, la crítica del texto narrativo contempla al narrador, tiende a hacer perfiles más completos del personaje y posee la ventaja de ordenar los acontecimientos y utilizar cualquier tipo de ambiente con mayor flexibilidad. Por otro lado, la crítica del texto dramático posee la gran ventaja de que el texto puede representarse de una forma dinámica, real y visual, lo que le permite al crítico hacer interpretaciones un tanto más veraces y apegadas al motivo original de la obra. No obstante, estas ramas de la literatura son  autónomas y autosuficientes, por lo que las ventajas de una no oscurecerán a la otra, ni ahuyentarán a sus respectivos públicos.

Referencias

1.     MORENO, Pedro [et. al.].  Lengua castellana y literatura 2.  Tercera edición .  Barcelona : Editorial Casals, 2009.  259 p.  ISBN: 978-84-218-3850-1.
2.     MORAYA, Ericka.  Argumentos, Comunicación y Lenguaje 9.  Primera edición.  Lima, Perú : Editorial Santillana, S.A., 2009.  ISBN: 978-99922-3-709-0.



jueves, 23 de enero de 2014

Literatura en el sentido general y en el sentido estricto.

Literatura en el sentido general y en el sentido estricto.


La literatura es un término bastante ambiguo y usado. Podemos encontrarlo definiendo un período histórico: literatura Barroca, literatura Precolombina; o también a etnias y naciones completas: Literatura inglesa, literatura latinoamericana, literatura garífuna. A veces utilizamos la palabra literatura cuando queremos referirnos a un conjunto de libros pero es válido también aludir a uno solo y seguramente ha escuchado a gente decir que la literatura es una variación del arte. Pero, ¿qué es la literatura? ¿Hasta cuánto se extiende y en qué casos es admisible su aplicación? ¿Qué la conforma? Este ensayo afirma que la multiplicidad de aplicaciones de la palabra literatura recae en la flexible división entre los dos sentidos de la literatura -el sentido amplio y el sentido estricto-. Esta tesis se apoyará en una interpretación de la opinión de profesionales, seguida por una comparación y contrastación de dichos sentidos. 

Literatura viene del latín ‘litterae’, que significa letra y es el arte que emplea como medio de expresión una lengua.1 Esta definición permite interpretar que tanto las producciones orales como escritas caben en este ámbito; sin embargo pasaron varios años y continúas discusiones –algunas de ellas aún vigentes- para llegar a esta resolución, así que fue más conveniente dividir la literatura en un sentido amplio y otro estricto. Ya a finales del siglo XVIII en Francia, el sentido amplio comienza a configurarse admitiendo a “todas aquellas obras de reconocida calidad estética”2. Por otro lado, en Inglaterra se dio a luz al sentido estricto definiéndolo como cualquier “conjunto de escritos producidos por las clases instruidas”. Esto significa que desde los tratados científicos hasta la poesía eran parte de este rango, aunque la novela no entraba debido a que no era considerada un género literario para los ingleses de aquella época2. No obstante, tanto el sentido amplio como estricto fueron sufriendo progresivamente grandes transformaciones hasta llegar a convertirse en lo que son hoy en día. Ahora en su sentido amplio, la literatura no sólo alberga obras cuyo objetivo primordial es causar placer o expresar belleza a través del estilo y forma  que emplea sino que también a las que se sirven como medio de comunicación. Ejemplo de esto es un chat de una red social, una aplicación de mensajería instantánea, un foro de blog, una entrevista, etc. Por su parte, el sentido estricto trasladó la poesía y rechazó definitivamente a la novela entregándoselos a su contraparte y se concentra ahora en las producciones de índole científica, religiosa, filosófica y referencial.

Aunque no parece verosímil, las dos variaciones tienen similitudes entre sí. Para empezar, para que una obra sea considerada como literatura- independientemente del sentido que tenga-, es necesario que haya utilizado palabras, ya sea escritas o habladas2. Esto implica que desde la terminología filosófica hasta las conversaciones ordinarias son parte de la literatura. Además, aun cuando todo tipo de comunicación entra en el rango de literatura en su sentido amplio, es innegable que en el sentido estricto también existe algo de comunicación. Para ilustrar esta afirmación, a continuación un ejemplo: Un científico descubre el antídoto del cáncer y entusiasmado decide transmitirle a las autoridades correspondientes la buena nueva con el fin de comenzar a producir masivamente el antídoto cuanto antes. Para ello, redacta un informe explicando su hipótesis, el experimento que generó el antídoto, los resultados, pruebas, posibles daños colaterales y observaciones personales con el fin de que las autoridades entiendan todo y sepan cómo proceder. Es evidente que, aunque la comunicación no fue la razón principal que movió al científico para descubrir el antídoto del cáncer, forzosamente tuvo que valerse de ella si quería que su descubrimiento se llevara a cabo. Finalmente, el sentido amplio se parece al sentido estricto en que el primero puede abarcar obras del segundo si se califican no como algo individual sino como una parte de un todo; en otras palabras, como un conjunto de obras literarias de una determinada época, raza, región, nación, etc.

Fundamentalmente, la literatura en su sentido estricto difiere del sentido amplio en que la primera tiene una función referencial mientras que la otra es expresiva. Cabe destacar que mientras las obras del sentido amplio se caracterizan por su preocupación en el estilo, la forma y estructura del texto con el fin de deleitar los sentidos o comunicar una idea, el enfoque del sentido estricto se preocupa por la verosimilitud del contenido. Una forma para discernir a qué sentido pertenece un determinado texto es identificando su género literario. Por ejemplo, Don Quijote de la Mancha se ubica en la novela caballeresca y puesto que la novela tiende a relatar sucesos ficticios y entretener al lector, entonces es parte de la literatura en su sentido amplio; por otro lado la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino puede entenderse como un tratado filosófico por no tener ninguna consideración estética o lúdica, sino informativa, entra en el sentido estricto de la literatura.  Además, los sentidos difieren entre sí en cómo evalúan una obra literaria: al sentido amplio se enfoca en el idioma empleado, la cultura que se menciona, la época en que se escribió, el tema  y las técnicas estilísticas utilizadas en el texto y la raza o etnia del autor y no le importa si el texto es ficticio o real. Inversamente proporcional, el sentido estricto califica según la veracidad del contenido de las obras sin importar los rasgos estilísticos en la redacción y otras características superficiales. 

Sin embargo, ocasionalmente existen excepciones que pueden tomarse desde varios puntos de vista y por ende, caber tanto en el sentido amplio como el estricto. Tómese de ejemplo el Antiguo Testamento de la Biblia: Desde el punto de vista de la religión judía y cristiana, este compendio es una joya referencial e informativa para conocer, obedecer e incluso escuchar a Dios y por estas características es admitido en el sentido estricto. Mas si se analiza desde otra perspectiva, el Antiguo Testamento es un vivo reflejo de la historia hebrea y además puede apreciarse una riqueza estética ejemplar. Mostrados estos rasgos, es razonable que el Antiguo Testamento forme también parte del sentido amplio de la literatura. Sin embargo, ¿cómo puede estar en ambos sentidos sin que los requisitos de cada uno choquen entre sí?  Este caso demuestra que los confines del sentido amplio y estricto suelen indefinirse formando ambigüedades para que textos con una naturaleza polifacética como la Biblia sean considerados literatura. No obstante al abrir esta apertura se da la pauta para que las personas se apoderen de la palabra utilizándola en un sinfín de contextos sin que necesariamente ‘estén mal’. De ahí nace la multiplicidad de aplicaciones que tiene el término literatura, es decir, surge de la línea flexible e indefinida que divide al sentido amplio y estricto.

Puntualizando, desde la Ilustración las personas cultas se percataron de la necesidad de definir qué conforma la literatura pero en sus esfuerzos excluyeron inconscientemente a ramas valiosas de esta disciplina. Sin embargo, gracias a su contribución, fue posible descubrir la extensión de la literatura y los dos sentidos que ésta abarca. Hubo que destacar que sin embargo, debe existir una relación entre los sentidos a partir de sus similitudes y así, se estableció que para que algo sea literatura, sin importar su sentido, debe servirse de una lengua, ya sea de forma oral o escrita; segundo, directa o indirectamente, debe comunicar algo; y debe contener información extrínseca al contenido del texto. Posteriormente, se distinguió los sentidos de la literatura fundamentalmente por su función. Desafortunadamente existen obras que debido a su naturaleza pueden ser parte de ambos sentidos sin que se dé alguna contradicción por lo que la línea divisoria entre ambos se vio forzada a ser más flexible dejando así la apertura para que la palabra literatura sea utilizada en un sinfín de contextos. Así que la próxima vez que usted utilice literatura en su vocabulario, pregúntese a en qué sentido la aplicará según el contexto que lo requiera.

Referencias