martes, 11 de febrero de 2014

Literatura precolombina

Literatura precolombina

Imagínese una ciudad flotando sobre el agua y cercada por florida vegetación, pirámides gigantescas donde la sangre de poblaciones enteras es derramada, bosques espesos que atrapan el aire y lo vuelven táctil a la piel, edificios colosales recubiertos de oro, y noches más blancas que negras. Las personas que vislumbraron estas fascinaciones no pudieron resistirse a quedarse en tan sólo un estado contemplativo, necesitaban expresar aquello que tanto les intrigaba. Progresivamente estas culturas elaboraron sus propios sistemas de lenguaje y de esta forma registraron las respuestas a cuestiones vitales o metafísicas con el fin de que la posteridad pudiera comprenderlas también. Este texto pretende describir a grandes rasgos, la literatura náhuatl, maya e inca.

La literatura precolombina es fecunda y extensa. Si bien existen diferencias notables entre las civilizaciones que la abarcan, presentan características bastante similares. Ejemplo de ello es que en cuanto al contenido, todas exponen una firme inclinación por la religiosidad espiritualidad, fantasía, superstición y el mito. Asimismo, en la forma se aprecia una tendencia a la repetición de palabras o ideas puesto que la mayoría de los textos ejercía una finalidad didáctica.  Aunque se sabe que dichas civilizaciones poseían una vasta producción de escritos , en la actualidad se encuentran sólo unos pocos ejemplares ya que algunos fueron quemados durante la Colonia, otros fueron deteriorándose y otros simplemente se perdieron.

La literatura náhuatl corresponde a los mexicas, una tribu que posteriormente se convirtió en un Imperio abarcando desde el río Pánuco hasta Guatemala. Su sistema de escritura consistía en pictogramas-símbolos que significaban exactamente lo que representaban- e ideogramas –símbolos que representaban ideas complejas y abstractas. La base de la poesía mexica se fundamenta en la frase “cantos y flores” pues para ellos estos símbolos representaban lo bello y lo verdadero1. El género épico relata la historia de “los héroes –hombres o dioses- [que] prueban su valor y fuerza en medio de aconteceres triunfales donde demuestran inteligencia y bondad sobrenaturales. Los mitos constituyen la primera manifestación de los nahuas”1. Dentro de esta rama  también están los cuícatl, que son textos sujetos a reglas de medida y acentuación. Los cuícatl se dividen en cuatro grupos: los teocuícatl –himnos dedicados a las deidades-, yaocuícatl –cantos de guerra-, xopancuícatl –apologías a la primavera- y los icnocuícatl- elegías.  El género dramático alcanzaba su máximo esplendor durante las celebraciones y festejos y funcionaba como una forma de alabar a los dioses. Se caracteriza por exponer diálogos líricos lleno de simbolismo y religiosidad, cantos corales y danzas grupales. Gracias a la existencia de Libros de Pinturas, un texto que narra la historia del rey Nezahualcóyotl, se sabe que los aztecas también manejaron la prosa aunque su producción fue menor a la épica. En el género lírico destaca el rey Nezahualcóyotl, cuya preocupación yace en el misterio de la vida, la muerte y el Ser Supremo.

Mientras los aztecas dominaron el campo de las artes y las ciencias, los mayas fueron matemáticos y astrónomos por excelencia. Aunque la civilización maya no fue un solo Imperio como el azteca sino varios estados autónomos, compartieron un idioma, religión, iconografía e instituciones comunes y por esta razón se les considera una sola cultura. “Los mayas registraban los conocimientos astronómicos, los temas de carácter religioso y los asuntos astrológicos en hojas de papel elaboradas con la corteza de árbol en disposición de biombos”1. Este tipo de textos son denominados códices. Lamentablemente, la literatura maya fue devastada por los españoles y tan sólo sobrevivieron tres ejemplares: el códice de Dresde –un tratado de astronomía-, el códice de Madrid –de índole astrológica- y el códice de París –reúne profecías relacionadas con ciertos períodos. Hasta ahora los filólogos han podido descifrar sólo los textos matemáticos; no obstante, algunas producciones literarias han sido traducidas por lo que es posible apreciar la literatura maya. En el campo épico está el Popol Vuh, escrito en quiché y traducido al castellano por Fray Francisco Ximénez. Este libro narra la formación del mundo, el origen del ser humano, las proezas y hazañas de Hunahpúh e Ixbalanqué, y finalmente la genealogía de los pueblos que vinieron a la zona. Por otro lado, dentro del ámbito ritual, los libros de Chilam Balam fueron escritos en maya yucateco y contienen textos históricos y proféticos.  Se especula que el teatro maya fue ritual y educativo1. La única pieza teatral maya hallada en su totalidad es el Rabinal Achí y trata sobre la victoria del Varón de Rabinal ante su contrincante, el Varón de los Quiché, quien es aprisionado y luego ejecutado.

Los incas fueron un pueblo formado por varias tribus pequeñas asentadas en las periferias del Cuzco. “La poesía y la música revelan el sentimiento produndo de la vida moral de este pueblo, y en los cantos y leyendas se evocan los hechos gloriosos mezclados con las creencias religiosas”1. Aunque se dice que la lírica inca era abundante, hoy en día se sabe poco de ella dado el hecho de que los textos se escribieron a partir de materiales altamente degradables y por consiguiente fueron destruyéndose gradualmente. Sin embargo, el género dramático prevaleció aun después de la llegada de los españoles. Ya que los españoles no despreciaron esta manifestación artística, los rasgos distintivos de estas culturas se combinaron y formaron un teatro mestizo, ejemplos de este caso son el Vska Pusakor y el Pobre más rico. Por otro lado, se encuentra el Ollantay, pieza escrita en quechua y cuyo argumento se basa en la personificación del alma indígena a través del protagonista, Ollanta.


Hemos visto que a pesar de que la literatura de los pueblos precolombinos estaba fuertemente arraigada con la religión, la espiritualidad y el mito y que además era expresada a través de figuras literarias repetitivas, las diferencias de los pueblos fueron reflejadas también en su literatura. Por ejemplo, la literatura azteca logró captar el carácter bélico y guerrero de este pueblo, así como su consciencia de grandeza; la maya transmitió acertadamente la fascinación que tenían estos pueblos con los números, los astros y las figuras geométricas; y la inca absorbió la esencia del pueblo al emplear como ingredientes principales el género dramático y la música.

Referencias bibliográficas

1.